SIEMPRE HAY OTRA MONTAÑA

En las fotos, en las cimas de las montañas siempre estamos sonrientes, pletóricos, triunfantes... Nadie hace fotos del camino porque... ¿quién quiere recordarlo? Nos exigimos porque es necesario, no porque nos guste.

El dolor y la angustia mientras intentamos superarnos, nadie hace fotos de eso, nadie quiere acordarse. Sólo queremos recordar las vistas desde la cima, el incomparable momento en la cumbre del mundo.
Eso nos ayuda a seguir ascendiendo y el dolor merece la pena. Eso es lo extraño, que merece la pena.

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